martes, 1 de abril de 2014

CIUDADES DEL GRAND TOUR A ITALIA (II): ROMA CLÁSICA

Cuenta el mito que Roma fue fundada por Rómulo, en lo alto del monte Palatino, tras disputar con su gemelo Remo la supremacía de la zona, el 23 de Abril del año 753 a.C. Decimos “cuenta el mito” porque es así, pero también podemos afirmar que la Historia y la Arqueología lo ratifican. Los restos más antiguos de la Urbe se encuentran efectivamente en el monte Palatino y pertenecen al siglo VIII a.C.; fue allí donde surgió el germen de lo que posteriormente se convertiría en la “capvt mvndi”: Roma.

La Roma de los Reyes.

En un primer momento, cada una de las colinas que rodean el valle donde actualmente se extiende el Foro Romano estarían gobernadas por algún “jefezuelo”, instalado allí con su tribu. Y posteriormente, tras batallas, conquistas y anexiones, se unificarían, probablemente bajo el poder etrusco, y darían lugar a la Roma de los reyes que estaría dentro del perímetro de las murallas Servianas, cuyos restos aun conservamos. Hay que señalar también que estos reyes etruscos trajeron cierto desarrollo a la zona , como atestiguan las primeras obras de ingeniería civil, por ejemplo , la desecación de la laguna que ocupaba todo el valle del foro y que gracias a la Cloaca Máxima (atribuida a Tarquinio Prisco en el 600 a.C.) propició la ubicación de la plaza o “forvm”, o la construcción de la mencionada Muralla Serviana a cargo de Servio Tulio en el IV a.C.
Cloaca Máxima


Planta de Roma dividida en sus distritos y murallas
 Este periodo de la Historia de Roma, conocido como Monarquía, va desde la fundación de la Ciudad (753 a.C.) hasta la llegada de la República (509 a.C.).

Aparte de los elementos antes mencionados, de esta época conservamos pocos restos: en el foro romano podemos encontrar el Lapis Niger, la fuente de Yuturna y la Casa de las Vestales, originarios de este periodo, si bien casi todos ellos han sufrido múltiples restauraciones por los cónsules y emperadores a lo largo de la historia de la ciudad.
Los grandes templos.

Los restos de los templos romanos más antiguos que conservamos los vamos a encontrar en el llamado Campo de Marte o, lo que es lo mismo, la zona donde acampaban los generales y sus tropas para entrenarse o esperar antes de poder entrar en el recinto sagrado de la ciudad. Y es que deambular por la ciudad tras haber luchado en una batalla se consideraba una impiedad, por lo que el ejército tenía que esperar y realizar varios rituales de purificación a las puertas de la urbe, antes de poder traspasar la muralla. Los templos más antiguos se encuentran en la zona conocida como Area Sacra di Largo Argentina, cerca del Panteon y de la Piazza Navona, son ya de época republicana.

También son interesantes por su estupendo grado de conservación los templos ubicados en el Foro Boario o Foro de los Bueyes, junto al Tíber: estos recintos secularmente se han atribuido a Hércules y Portunnus aunque hoy en día su advocación no está clara. Cerca de ellos está la famosa Bocca della Verità en el pórtico dela Iglesia Santa Maria in Cosmedin y un poco más allá encontramos el Circo Máximo, en el valle formado entre el Palatino y el Aventino: la luz del atardecer iluminando las ruinas de la residencia de los emperadores merece la pena.

Foro Romano desde el Tabularivm de Sila
 Los grandes urbanistas.

El fin de la República nos trae dos figuras importantes para el desarrollo urbanístico de la ciudad. La primera es la de Julio César, que construyó en el foro romano la Basílica Julia y fue el primero en “ampliar” este recinto creando su propio foro, el Foro Julio, lo que se convertiría a partir de ese momento en una práctica habitual entre los emperadores futuros. Otro gran arquitecto de Roma es su sobrino y sucesor Octavio, más conocido como Augusto; quien decía que había recibido una ciudad de adobe y madera y se la devolvió a los romanos de ladrillo y mármol.

Augusto es el forjador de la nueva Roma, la Roma del Imperio, la llamada a regir los destinos del mundo como se vaticina en la Eneida de Virgilio, la Roma de la Pax Avgvsta que celebra el Ara Pacis. Bajo su mandato se crean modelos arquitectónicos y decorativos que perdurarán hasta nuestros días: los roleos de acanto, usados por primera vez en el arquitrabe del templo de Apolo; la consolidación del teatro romano de piedra en el teatro de Marcelo; las guirnaldas alternando con bucráneos en el mencionado ara o el propio mausoleo que sirvió como tumba de la dinastía Julio-Claudia.

Bucráneos y guirnaldas del Ara Pacis
 Tras un breve periodo de luchas por el poder, llegamos a uno de los momentos más importantes desde el punto de vista arquitectónico: el advenimiento y consolidación en el poder de los Flavios, propició la construcción de un nuevo y espacioso foro, el de la Foro de la Paz, (sepultado en la actualidad por la Via dei Fori Imperiali y la Via Cavour) y, sobretodo, del Anfiteatro Flavio, el famoso Coliseo, uno de los símbolos de Roma, que fue edificado por los tres emperadores flavios, Vespasiano, Tito y Dominicano. En él encontramos numerosas mejoras en las técnicas edilicias como los arcos alveolares, sin los cuales la cúpula del Panteon no habría sido posible casi un siglo después.

Anfiteatro Flavio o Coliseo
 Los arcos de triunfo, que se erigen para celebrar los triunfos militares, son un tipo de monumento conmemorativo netamente romano y del que encontraremos en la ciudad tres magníficos ejemplos: el de Tito (siglo I d.C.), el de Septimio Severo (siglo III d.C.) y el de Constantino (siglo IV d.C.).

Arco de Septimio Severo en el Foro Romano

Ya en el siglo II d.C. el Imperio Romano alcanza, gracias al emperador hispano Trajano, su máxima extensión. A él se debe la construcción de uno de los mayores y más importantes recintos comerciales de la Historia: los Mercados de Trajano, así como un nuevo foro donde se erige la columna conmemora la victoria del emperador sobre los dacios. La columna trajana, imprescindible, es un documento histórico de primera magnitud así como una joya de la escultura. La columna servirá de modelo a otras posteriores como la de Antonino Pío situada en el Campo de Marte, junto a la actual Via del Corso.
Foro y Columna de Trajano
 Con Adriano, sucesor y pariente de Trajano, las técnicas constructivas experimentan un gran desarrollo gracias a una simbiosis entre el influjo helenístico y el dominio de la arquitectura netamente romana; el Panteon o “Templo de todos los dioses” es el mejor ejemplo; se trata de un edificio de planta cilíndrica coronado por una cúpula hemisférica construida con una ingeniosa mezcla de técnica y soluciones audaces y revolucionarias. Este edificio se encuentra en el Campo de Marte, junto al antiguo Estadio de Domiciano, actual Piazza Navona, y sobre los restos de las termas de Agripa, de ahí la inscripción que se puede leer en el frontón que da acceso a la edificación: M. AGRIPPA L. F. COS. TERTIVM FECIT (“Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez lo construyó”). El Panteon no solo es uno de los monumentos emblemáticos de Roma sino que dista mucho de ser una “ruina romana”: el edificio se conserva íntegro, tal y como fue construido: columnas, techumbre, pavimento, puertas de bronce originales, la propia inscripción...

Panteón
El final y el principio.

El siglo III d. C. es conocido como el de la “Anarquía militar”, un periodo de profunda inestabilidad que preludia el inicio del fin del Imperio romano. Sin embargo, antes de concluir este rápido paseo por la historia y al arquitectura de la Urbe, es necesario destacar una de las últimas edificaciones que se realizaron en el antiguo Foro Romano, la Basílica de Majencio, que sentará las bases de la futura arquitectura románica. En esta enorme basílica encontramos dos claves de la arquitectura medieval:

- Por un lado, se consolida la tendencia a cerrar la nave con un ábside: esto servirá de modelo a las futuras iglesias románicas.

- Por otro, dada la altura y la amplitud de la nave, aparecen por primera vez los arbotantes, que sirven para contrarrestar el empuje de la bóveda y evitar su desplome; esta solución arquitectónica será usada para elevar los muros de las catedrales góticas y ampliar la anchura de sus naves.

Basílica de Majencio
El recorrido que acabamos de completar pretende ser una primera aproximación al genio urbanístico y arquitectónico romano. En nuestra mano está profundizar y, sobretodo, disfrutar apreciando la grandeza de la civilización de la que somos herederos directos.

Rafael García

No hay comentarios:

Publicar un comentario