En el siglo VI a.C., en las costas de Jonia y en la Magna Grecia, pensadores como Tales y Heráclito dejaron de creer que el universo era una creación divina y atribuyeron su origen y existencia a elementos primordiales de la naturaleza como el agua y el fuego. Fue un cambio fundamental: el mito ya no bastaba a explicar el cosmos; los hombres se enfrentaban a un enigma que debían resolver por sí mismos, sin intervenciones sobrenaturales, y usaron para ello la razón.
Las relaciones entre los hombres también cambiaron. Las ciudades griegas incorporaron el espacio público: el ágora, un lugar de intercambio de ideas, discusión y mercado. Nuevos valores como la paz, la prosperidad, la justicia se divinizan y se personifican en el corazón de la urbe, en el ágora, donde algunas escuelas filosóficas encontraron acomodo.
En este contexto, en los siglos V y IV a.C. surgen las figuras de Sócrates y su discípulo Platón para quien el héroe ya no es el más valiente y fuerte sino el que no tiene miedo a la muerte. El alma es lo más valioso y representativo del ser humano. Surge el retrato como medio de retener el alma; surgen nuevos dioses y religiones, más comprensivos, ( desde Ceres y sus misterios, pasando por Isis y Mitra, hasta llegar a Jesucristo), con las miserias humanas que permiten salvaguardar el alma y asegurarse la vida eterna.
En un mundo globalizado, el paisaje y la cultura del mediterráneo antiguo sigue siendo un patrimonio universal vigente y que sirve para, a través de su conocimiento, explicarnos a nosotros mismos, pues se muestra ante nosotros como un espejo en el que se reflejan los anhelos y contradicciones del hombre de hoy.
Este es el contenido de la magnífica exposición que desde el Faro os recomendamos y que podréis visitar en el CaixaForum Madrid hasta el 5 de enero de 2015.
http://obrasocial.lacaixa.es/nuestroscentros/caixaforummadrid/mediterraneo_es.html
Rafael García
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